domingo, 5 de abril de 2009

Estamos construidos alrededor de un pozo de fragilidad.

Ante la inminencia de la muerte el mago escenifico su última actuación y desapareció para siempre.

En arte, al final, casi todo depende de algo tan caprichoso como el gusto.

Dios, cualquier Dios es un monstruo, basta con leer honestamente cualquiera de los libros, que se dicen sagrados, escritos al dictado de su revelación, para comprobarlo. Cuesta aceptar que las barbaridades que en ellos se relatan sean asumidas y que a la vez sirvan de inspiración a millones de seres y que a los más fanaticos de entre ellos les lleve a cometer crimenes de todo tipo contra la dignidad, la diferencia y la libertad humana.

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