Si las trampas nos las hacemos a nosotros mismos y ese engaño nos permite salir airoso de acontecimientos que nos resultan insoportables, entonces, el balance es inequívoco; pequeñas mentiras convertidas en asideros que nos salvan del abismo. Pero cuidado, corremos el riesgo de vivir permanentemente en un mundo irreal y falso.
Si las trampas nos las hacemos a nosotros mismos y ese engaño nos permite salir airoso de acontecimientos que nos resultan insoportables, entonces, el balance es inequívoco; pequeñas mentiras convertidas en asideros que nos salvan del abismo.
ResponderEliminarPero cuidado, corremos el riesgo de vivir permanentemente en un mundo irreal y falso.
Totalmente de acuerdo.
ResponderEliminar