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Ayer dedique la tarde a visitar varias exposiciones y coincidí con alguna inauguración. De regreso a casa y mientras caminaba me iba preguntando ¿hasta que punto la superficialidad, un tanto elegante de los "snobs", ha sido sustituida por la banalidad transcendente de los "tontos modernos"?.
A mí me deprimen esas reuniones, tengo que ir a alguna que otra, pero las espacio porque el contacto con esa estupidez snob y despectiva, donde no cuenta el pensamiento ni la conversación, sino sólo el poder y la gloria, aunque seas estúpido, me deprimen
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